martes, 7 de diciembre de 2021

Puerta Este de Karak-ocho-picos

Skarsnik, líder de la tribu de la Luna Torcida y autoproclamado Señor de Ocho Picos no estaba precisamente de buen humor. Su fiel Gobbla había devorado ya varios capitanes tras el fracaso reciente a la hora de conquistar la Puerta Este. La inutilidad de sus lugartenientes había permitido que Duregar llegara hasta las posiciones de su primo Belegar y los taponez habían logrado reforzarse. De extenderse la noticia de la facilidad con que era posible socorrer la exigua guarnición de esos malditos barbudos, a no mucho tardar empezarían a llegar más parientes confiando en devolver la gloria pasada a su decadente reino.

Esta vez no iba a arriesgar sus tropas con semejante alegría. Por un lado encargaría al ambicioso clan del Colmillo Podrido que preparase una nueva ofensiva, aunque esta vez coordinada con otro de los archienemigos de los enanos. Bastaría con hacer ver a los Hijos de la Rata Cornuda que el rival estaba debilitado y era un momento propicio para acosarlos y exterminarlos. En realidad fue sencillo hacer llegar emisarios con arteras proposiciones, siempre haciendo ver que los Skaven serían los que verdaderamente liderarían el combate y podrían reclamar el botín... ya habría ocasión de incumplir este pacto cuando el campo estuviera sembrado de cadáveres enanos.

El Vidente Gris Yiik, tras sus fracasos más allá de los Mares del Caos, incapaz de conquistar nuevos territorios ricos en piedra bruja se erigió por encima de todos llevado por su prepotencia dispuesto a reclamar el honor de exterminar a los taponez. Reunió su hueste, con gran cantidad de esclavos y una confianza ciega en las aberrantes creaciones del clan Moulder y los extravagantes inventos del clan Skryre. Básicamente, cualquier cosa que le pudiera garantizar muertes masivas.


Queek nunca había soportado a los Videntes Grises, y desde luego no estaba dispuesto a obedecer nada de estos parloteadores incansables... pero tampoco podía dejar pasar la ocasión de degollar enanos. De modo que preparó un reducido pero selecto grupo de asalto liderado por sus fieles guardaespaldas, seleccionados de entre los mejores guerreros alimaña del clan Mors y unos pocos esclavos prescindibles por si era necesario lanzar morralla contra el enemigo, contrató los servicios del clan Eshin y permitió que se le uniesen algunos fanáticos del clan Pestilens... después de todo, habría suficientes inútiles a quien echar la culpa si algo salía mal. No contaba con que un demonio primigenio, manifestación de la propia Rata Cornuda estaría pendiente de sus acciones en el mismo campo de batalla... eso y que el consejo de los Trece no se terminaba de fiar de los grandilocuentes plantes del propio Yiik.

Pero algo precipitó los acontecimientos e impidió que el asalto estuviese debidamente coordinado. Desde el norte, una partida de Hombres Bestia que huía tras saquear las fronteras de Wissenland se acercaba atraída por el poder arcano de unas ruinas abandonadas hace siglos. Con los retorcidos hijos del caos no puede contarse como aliados, pero si se acercaban tanto a la Puerta Este, debidamente reconducidos podrían suponer un interesante enemigo para los enanos...


Claro que esta partida de caza a su vez había traído un nuevo enemigo... deseosos de cobrarse venganza y rescatar a los posibles prisioneros que aún siguieran con vida, tropas fronterizas imperiales habían perseguido a los vástagos del caos hasta las mismas montañas. Ya habían contactado con la guarnición enana y estaban dispuestos a luchar juntos con tal de aniquilar a los hombres bestia.


Queek no las tenía todas consigo. Que el taimado líder de la Luna Torcida no hubiese acudido y hubiera dejado que el clan del Colmillo Podrido recogiese toda la gloria no era propio de Skarsnik. Que hubieran llegado refuerzos humanos tampoco ayudaba, y desde luego no estaba dispuesto a dejarse dar órdenes por un parlanchín con ínfulas de grandeza... pero lo cierto es que Yiik había conseguido convocar a una manifestación de la Rata Cornuda para la ocasión, algo que no se veía todos los días. Además, su "Degolladora de Enanos" llevaba tiempo sin cercenar enanos barbudos, y deseaba añadir algún otro cráneo a su colección... que un vidente gris alocado y un clan menor pielverde pudieran arrebatarle el triunfo era demasiado para su ego. No dejaría que en los corredores subterráneos se cuchichease que era un cobarde que temía enfrentarse con su enemigo predilecto. Puede que no fuese el mejor momento para atacar, pero su altanería no podía dejar pasar la ocasión... si hasta habría cabras erguidas sobre sus pezuñas traseras!
El ataque se iniciaría al caer la noche, por supuesto. Nada más atractivo para los Goblins Nocturnos y los propios Skaven. Incluso los bramidos de los Hombres Bestia a la luz de Morrslieb parecían multiplicar su número. Indudablemente, algún sucio traidor, de esas otras razas o del propio séquito de Yiik (pero nunca del fiel clan Mors) había hablado más de la cuenta, pues los barbudos estaban esperando. Habían adoptado una formación férrea delante de la Puerta Este, e incluso se permitieron el lujo de atacar adelantándose a nuestro avance. Multitud de máquinas fuertemente protegidas tras las rocosas defensas estaban dispuestas para bombardear a los asaltantes.

Nunca terminaré de apreciar el incesante chillido y la dependencia de piedra bruja de estos altaneros hechiceros cornudos, pero al menos entre sus filas contaban con un poderoso artefacto que provocó una tormenta disforme impidiendo que los proyectiles del enemigo causaran excesivos estragos, además de obligar a sus cosas-voladoras a permanecer en el suelo.


A mi derecha se encontraba el contingente verde del Colmillo Podrido, que había logrado reunir una increíble colección de trastos y criaturas de considerable tamaño. Al menos algo de esto podría ayudar, porque desde luego los débiles goblins no serían rival para los enanos... afortunadamente se encontraron con las cosas humanas que acababan de llegar, lo que equilibraba un poco las fuerzas, dado que los imperiales parecían agotados tras la incansable persecución llevada a cabo.


Con la batalla ya avanzada, amaneció. Los taponez habían logrado retrasar el asalto nocturno y la luz del día restó fuerza, o más bien velocidad a los pieles verdes, que asqueados por la claridad parecieron conformarse con el saqueo de las cosas-humanas antes que seguir y asaltar la fortaleza.


En el extremo izquierdo del avance hacia la Puerta Este se encontraba ese inesperado aliado. Si no se dejaban matar pronto y distraían parte de las defensas del enemigo, podrían ser de utilidad. Caso de fallar, el problema lo tendría Yiik cuando lo rodearan los taponez. En el fondo, Queek valoraba más la debilidad de los hombres y la horda goblinoide que los mutantes del caos contra un flanco enano.


Una vez superada la sorpresa inicial al encontrar al enemigo dispuesto, el ejército intentó avanzar a pesar de tener a los taponez encima. Las tristes tropas de clan del vidente Yiik dieron muestras de su valor largándose del campo de batalla en cuanto atisbaron las hachas enanas. Las tropas imperiales que disponían de caballería ignoraron el temporal disforme y obligaron a los pieles verdes a combatir antes de lo esperado. El resto me pillaba demasiado lejos, pero por el estruendo de los bramidos parecía que las cosas-cabra también habían encontrado cosas-enanas en su avance.

Las criaturas del caos se las vieron entre los bosques del flanco izquierdo y las ruinas arcanas por las que se sentían misteriosamente atraídos. Sin embargo, las cosas-enanas dieron muestra de una tenacidad a prueba de roca, logrando detener una y otra vez los asaltos e impidiendo el avance hacia la puerta este. O tal vez las cabras no querían apartarse de influjo disforme de las ruinas.


Desgraciadamente, los taponez se hicieron fuertes en esa posición y fue imposible desalojarlos. El avance por el flanco fue detenido y parte de los defensores pudieron dedicarse a otras misiones más importantes... como por ejemplo impedir que los skaven llegasen al pie de la Puerta Este. Es decir, que bloquearon el paso del Vidente Yiik (que tampoco debía tener muchas ganas de acercarse a los cañones) y con eso lograron defender una mitad entera de la muralla.


Obviamente, Queek fue el único capaz de romper la férrea defensa enana, lograr alcanzar el pie de la muralla asaltar desde la torre de asedio y combatir contra los taponez cuerpo a cuerpo sobre las piedras talladas. Desgraciadamente la lluvia de plomo de los cañones órgano o de los normales con metralla fue tal que cuando volvió la vista atrás toda su unidad de fieles alimañas yacía despedazada y sólo estaba él contra los defensores.



En un alarde astucia, logró ocultarse entre los cadáveres de sus propios guardaespaldas y esperó a escabullirse a que cayera la noche. El primer asalto a la fortaleza enana había sido un fracaso. Volvería para impedir que el Vidente Yiik, que se retiró cobardemente tras las primeras heridas, se excusara culpando a los demás como solía hacer... era preciso explicar que sólo el Clan Mors liderado por su jefe había logrado combatir de verdad donde los demás fracasaron.


La Puerta Este quedó en poder de los defensores, que si acaso deberían reforzar algún tramo de la muralla que el Señor de las Alimañas logró derribar con sus poderosos hechizos, así como terminar de expulsar de los alrededores a alguno de los brutales adoradores del caos que quedaron ocultos en el bosque.

El resumen de la batalla por turnos puede consultarse en el blog en construcción para la campaña.

4 comentarios:

  1. Magnífico fin de semana. Tengo las ganas de Fantasy a tope.

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  2. Sin comentarios. Tremenda batalla y mejor aún fin de semana. Contando los días para el próximo!!

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  3. Va a haber que organizar Albacete bianualmente

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