De verdad, cómo me cuesta dar por terminados los proyectos de pintura que inicio. Estos humildes cultistas han llevado mucho trabajo de transformación, enmasillado, anclaje y por supuesto de pintado. Qué cantidad de calaveras, colmillitos, pinchitos, trofeos y manchurrones!
La cosa me ha llevado más tiempo de lo normal, ahora que se me ha pasado la fiebre megalomaníaca de montarlos en 32 mm, lo que ha llevado ooootro cambio de peanas. He mantenido, eso sí, ese tamaño para el capitán, pues su transformación lo requiere, y el ogrete-arma pesada por motivos obvios.
Ha supuesto mucho trabajo, pero me siento especialmente orgulloso de estos chiquitines.
Ahora, a por el objetivo de febrero!
Es que es para sentirse orgulloso!
ResponderEliminarNo sólo porque te hayan quedado de miedo, sino porque has logrado concluidos...y con brazos!